Lucía era una hermosa joven que solía recorrer las entonces apacibles calles de Salta.
Educada en una familia extremadamente religiosa, fué minando su espíritu vital con la
presión del dogma, y víctima de delirio místico se apartó completamente de una vida
normal.
Cambió no sólo su mente sino también su presencia física y aquella bella adolescencia
fue un recuerdo, vivo solamente en una fotografía de una Lucía que ya no era.
La imagen de Lucía con un guardapolvo recuerda el uniforme de la clínica donde ella
terminó sus días, aislada y solitaria en un bosque intrincado de colores y tormentas.
Maravilloso tu blog
ResponderEliminarMaravilloso tu blog
ResponderEliminar